martes, 22 de marzo de 2011

No me acuerdo muy bien cuantos besos dejamos en cada esquina, pero imposible olvidarme de aquel cuarto donde aquella noche subio la adrenalina y se juntaron rosario y la capital se juntaron el bien y el mal, se juntaron dos almas en una sola, se juntaron Sabina y Piazzola, se junto una religión que era puro corazón con otra que nunca existió, se juntaron dos camas y no alcanzaban para tanto fuego tanta acción tanto descontrol.

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